miércoles, 10 de marzo de 2010

Un himno al mejor poeta de todos los tiempos, Pablo Neruda...


El ya denominado por naturaleza, Viajero Inmóvil, es sin duda, uno de los mejores escritores de todos los tiempos y el mejor poeta que haya existido jamás; y es que hablar de Pablo Neruda, es querer abarcar la historia absoluta de la humanidad en un humano de nuestra historia.

Conocedor de casi toda nuestra esfera terrestre, hermano de muchos países, salvador de España, enemigo de pocos incautos, amigo de muchos justos, nunca víctima de la dictadura, hermano de quienes lo leemos, héroe de cada día, conocedor de la palabra y admirador de muchos grandes de otros tiempos, como Francisco de Quevedo, Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, César Vallejo y Walt Whitman, entre otros, Pablo Neruda fue siempre una semilla de luz que estalla cuantas veces queramos, motivos de sobra que le valieron el Premio Nóbel de Literatura en 1971.

Y desde el primer mes de existencia, la madre del poeta se despidió del mundo para convertirle en una estrella que después sería guiada y vista por los ojos de la humanidad. Desde sus tempranos crepúsculos atestiguados en Temuco, precedidos por los de Parral, en su natal Chile, el poeta ya vislumbraba su vocación que estaba destinada a embriagar al ser humano con una simplicidad mágica, inagotable y de inefable amor, a través de la poesía misma, este oficio que un tiempo nos deja muertos de hambre y satisfechos del alma, para posteriormente alimentarnos de sus entrañas colmándonos la vida de sabiduría y negociaciones divinas entre el alma y la fe.

Y tuvo a lo largo de su vida, una carrera fructífera con sus extensas metáforas de prolífica inspiración desde sus Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada, hasta su confesión de vida póstuma; entre los cuáles pasaron extraordinarias obras de arte valuadas en el mundo entero, como mis libros predilectos, Los Versos del Capitán y El Canto General; ó Las Uvas y el Viento; El Libro de las Preguntas; Tentativa del Hombre Infinito; Las Odas elementales; Crepusculario, Cien Sonetos de Amor, etc.

Neruda es sinónimo de canto al amor, a la fe, a la guerras deshechas por la paz, a la igualdad terrenal a través de las doctrinas comunistas, en aquéllos tiempos bien encaminadas y estructuradas con la hermandad, a la justicia ensangrentada por una debilidad inexistente y una fuerza tangible, a los minerales, cereales, mariposas y amapolas, pero ante todo, nuestro Neruda, el poeta de la esperanza y la ilusión, estaba esclavizado, por mera labor del destino, a las raíces femeninas en la belleza de la mujer, esos ángeles extraordinarios que Dios nos mandó para darle justificación a nuestras horas y sus cantos, y quienes hoy día, ante la poesía de Don Pablo Neruda, caen de hinojos rendidas por una conmovedora lírica que nunca más se volvió a ver…

El maestro Neruda por el que los grandes escritores y poetas extienden su sombrero respetuosamente, mi ídolo y mentor definitivo, y padrino prometedor de una y mil esperanzadas carreras literarias de cualquier cantidad de generaciones presentes y futuras… en el trozo de cielo perdido desde donde te encuentres, te dedico mi vida entera en agradecimiento a tu legado de cuya irremediable influencia no podría salvarme nunca, aunque lo quisiera…

Maestro mío, gracias incluso, por portar tu nombre bautismal en mí…

© Ricardo Galván Barquín
© COPYRIGHTS, todos los derechos reservados.


…Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza…


© Pablo Neruda (1904-1973)
Residencia en la tierra II (1933-1935)

No hay comentarios:

Publicar un comentario