miércoles, 10 de junio de 2009

La poesía de Walt Whitman hecha justicia...


¡Poetas del porvenir! ¡Despertad! Os corresponde hacerme justicia… *

Aclama en un hermoso poema el célebre maestro Walt Whitman, cuya sangre justiciera suprimió todo tipo de adversidades y atravesó los convencionalismos. Dudo rotundamente que un hombre que sufrió las consecuencias de la secesión de América del Norte, sea tan fácilmente olvidado u omitido incluso por los más severos críticos del alma.

Expreso una gratitud particular a éste poeta y a su poesía en sí, porque encierran una desproporcionada inspiración que se esparce en un sinfín de ilusiones para sobrevivir; porque incluso hasta el más frívolo de los villanos juega un papel sensible en la vida y sin una esperanza en el bolsillo, no alcanza sus objetivos.

Y es eso precisamente, la poesía es esperanza, es un manantial de luz que con intermitentes partículas de júbilo entrelazado a una ardiente magia, nos contagia de amor: combustible perpetuo con que se mueve incluso Dios, cualquiera que sea su rostro ante la mente humana.

Y si algún día el universo acepta que yo soy poeta, confesaré mi solemne y orgulloso agradecimiento a Whitman, quien ha influido a grandes maestros que en mí han edificado sus influencias como Pablo Neruda, por decir sólo uno.

La sensibilidad de Whitman ante los desafortunados sucesos de la guerra sufridos por una sociedad entera, nos hace ver en todo momento que la paz es el movimiento más factible para sustentar la calma, la paz es el símbolo de la poesía.

Y es tal la magia de su obra, que se cantó a sí mismo…

¡Por eso colegas míos y hermanos del mundo, despertemos, luchemos por la paz y hagámosle a Whitman su justicia soñada!


© Ricardo Galván Barquín
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*Walt Whitman (1819-1892)

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